Tratamiento Estrés

«Las dificultades reales y su estrés se pueden superar, sólo las imaginarias son invencibles…»
El contexto o entorno al que pertenecemos es dinámico y por lo tanto cambia continuamente. Estos cambios requieren que nos adaptemos a las situaciones que se presentan de forma satisfactoria. Determinada dosis de estrés es necesaria y saludable, ya que, nos sirve y nos ayuda a superar y a sobrellevar los objetivos, los retos y las metas de nuestro día a día.
El estrés adquiere cada vez más protagonismo en nuestras vidas, debido a las obligaciones, tareas, niveles de competencia, entre otros que existen. Es muy importante aprender a combatir el estrés y a eliminarlo de nuestras rutinas. El poder disminuir el estrés es un signo de una buena salud mental y de un saludable equilibrio emocional.
Actualmente en España el estrés y sobre todo el estrés laboral afecta a gran cantidad de personas. Esto se debe a las dificultades que presentan para gestionar el tiempo y para cumplir con todas sus obligaciones. La situación de desempleo que se vive en nuestros días también es un factor estresor que debemos aprender a sobrellevar.
¿Qué es el Estrés?
El estrés es una manifestación natural de nuestro organismo ante condiciones adversas. Estas condiciones deberán ser amenazadoras o desafiantes para ser estresoras. Nuestro cuerpo ante estas condiciones debe gestionar y poner en funcionamiento recursos físicos, mentales y conductuales para poder responder. Estas reacciones del cuerpo influyen en nuestro equilibrio y salud emocional.
La respuesta del estrés es una respuesta adaptativa y necesaria. Cuando esta respuesta se produce de forma sistematizada y a lo largo del tiempo, estamos frente a un proceso de estrés que debe ser tratado para reconstruir el equilibrio mental y emocional perdido.
Tipos de Estrés
El estrés puede ser de dos clases:
Estrés Positivo/eutrés: esta clase de estrés que es adaptativo, nos permite permanecer en alerta ante situaciones o vivencias extremas o de peligro real. En situaciones inesperadas, que ocurren repentinamente, el estrés positivo nos ayuda a mantenernos a salvo y a estar fuera de peligro. Por ejemplo esta clase de estrés la sentimos antes de salir a hablar en público, antes de pasar por un examen o antes de enfrentar una situación importante y significativa.
Estrés Negativo/distrés: en esta clase de estrés la reacción que experimentamos es desmedida y afecta significativamente nuestra salud y bienestar integral. Es a esta clase de estrés al que aludimos al hablar de procesos de estrés.
El estrés también se clasifica de acuerdo a su duración:
Estrés agudo: este tipo de estrés es el más habitual ya que forma parte de nuestra rutina diaria. El estrés agudo puede manejarse y tratarse, es decir, que no suele causar daños significativos en las personas que lo padecen. Este estrés surge como resultado de las presiones, obligaciones, exigencias y responsabilidades del día a día. Se llama estrés agudo por su corta duración en el tiempo y porque suele ser estimulante, excitante y cargado de emoción. Por ejemplo: las dificultades que presentan nuestros hijos en la escuela, el vencimiento del plazo para pagar la luz, una venta de una vivienda frustrada, la postergación o anulación de un viaje, entre otros, constituyen ejemplos de situaciones estresantes agudas. Afortunadamente a estas situaciones las podemos gestionar y no generan mayores inconvenientes.
Estrés agudo episódico: las personas que presentan este tipo de estrés suelen estar inmersas en el desorden y en el caos. Sus rutinas y actividades son sinónimos de apuro, de gran cantidad de obligaciones y exigencias que las desbordan. Estas personas rara vez llegan a cumplir con todos los mandatos y tareas. Debido a las grandes dosis de responsabilidades a las que se enfrentan a diario por lo general presentan: tensión, ansiedad, mal carácter, irritabilidad, hostilidad y nerviosismo. Por las características anteriormente mencionadas es que estas personas tienen dificultades para relacionarse con el resto y el trabajo se convierte en una fuente de angustia y estrés.
Las personas con estrés agudo episódico son muy pesimistas y ven el futuro teñido de dificultades y sin solución posible ante las adversidades. Esta visión negativa del mundo y de la vida las hace sentirse muy enfadadas. Para estas personas el mundo es un sitio inseguro, cargado de peligro y poco satisfactorio. A estas personas les cuesta ser autocríticas. Les cuesta gestionar cambio, es por eso, que para que puedan ser constantes en un tratamiento y en un programa de recuperación, es necesario que crean firmemente en el alivio de sus síntomas y malestar.
Estrés crónico: este tipo de estrés nos influye y afecta negativamente a nivel corporal, mental y emocional. Este estrés se caracteriza por perdurar a lo largo del tiempo. La persona se ve sumergida en situaciones y conflictos para los que no logra encontrar una salida, una solución. Al encontrarse ante altas dosis de presiones, obligaciones y exigencias, no es posible relajarse. Ante esta complicada y prolongada lucha, la persona abandona la posibilidad de encontrar soluciones que reviertan la dura realidad. Ejemplos de este tipo de estrés suelen ser: los eternos conflictos entre países o pueblos, las duras consecuencias de las situaciones de pobreza extrema, el formar parte de una familia disfuncional, el permanecer en un trabajo o en una carrera que no nos agrada, dificultades económicas entre otras.
El estrés crónico puede tener su origen en experiencias tempranas complicadas. Estas experiencias que ocurren en la niñez suelen formar parte y afectar significativamente a la personalidad. A través de estas experiencias insatisfactorias, el niño y más tarde el adulto tendrá una serie de pensamientos y una mirada de la realidad poco alentadora. Sentirán el mundo como un lugar inseguro y lleno de dificultades y amenazas para su bienestar.
El estrés crónico se arraiga a la personalidad y se torna familiar, por lo que es importante intervenir para revertir esta situación.
A través de la ayuda profesional que te brindamos en Psicología Dinámica podrás trabajar para que el sistema de creencias instauradas en tu personalidad pueda reformularse y adaptarse a tus necesidades y al presente de forma saludable.
¿Cuáles son las causas de la aparición del Estrés?
Las causas o razones por las que las personas padecemos de estrés son muy variadas. Estas causas están relacionadas con nuestra vida diaria. Cualquier acontecimiento en nuestras vidas puede resultar generador de estrés. Lo relevante es de qué forma afrontemos esas circunstancias y cómo las interpretemos y las experimentemos. Determinadas situaciones o vivencias pueden ser una fuente se estrés para algunas personas y para otras no. Es decir, que cada persona tiene diferentes grados de tolerancia, afrontamiento y umbrales para sobrellevar el estrés.
Existen causas internas y externas vinculadas a la aparición de estrés.
Las causas internas son aquellas que pertenecen a la persona, es decir, que están relacionadas con nuestro modo de ser, de sentir y de actuar. De acuerdo a las características o rasgos de personalidad que la persona posea, serán estas causas internas.
Pueden presentarse como causas internas de estrés:
sentimientos negativos
objetivos que no se ajustan a la realidad
perfeccionismo, exactitud y minuciosidad
autocrítica
Las causas externas tienen que ver con factores que provienen del entorno o contexto en el que se encuentra y vive la persona. Estos factores influirán y cambiarán nuestra realidad.
Pueden presentarse como causas externas de estrés:
conflictos económicos y familiares
dificultades en las relaciones interpersonales
cambios en el puesto de trabajo y en el ciclo vital
Es muy importante conocer las causas que generan el estrés para poder intervenir y tratarlo a nivel profesional. El conocimiento de las causas posibilita la revisión y modificación de las conductas generadoras de las situaciones estresantes.
Los síntomas del Estrés
Al experimentar estrés nos damos cuenta del modo en que este se manifiesta. El estrés nos afecta y nos impide realizar saludablemente las actividades de nuestra rutina diaria. Estos síntomas son indicadores, son una señal de alarma que nos avisan que nuestra salud no está del todo bien. Resulta muy importante atender a estas señales y pedir ayuda de inmediato.
El estrés puede manifestarse:
A nivel conductual: nuestra conducta se ve afectada al sentir tanto cansancio y hay algunos aspectos de nuestro proceder habitual que cambian. Algunos de estos aspectos son:
nervios/ tics
dificultades sexuales
rechinar los dientes
movimientos permanentes
problemas con la alimentación
consumo de sustancias: beber, fumar
dificultades en el ciclo del sueño (insomnio/dormir demasiado)
A nivel corporal: nuestro cuerpo experimenta cambios debido a las altas dosis de estrés al que está expuesto. Algunos de estos cambios son:
palpitaciones/ opresión en el pecho
sudoración
temblor y tensión muscular
cansancio/ fatiga
cambios en el apetito
A nivel emocional: nuestro mundo interno se encuentra invadido por diversas sensaciones causadas por el mismo proceso de estrés. Algunas de estas sensaciones son:
pesimismo
pensamiento lento
dificultad para decidir
ansiedad/ angustia/ miedo
sensación de falta de control
cambios de humor/ depresión
nerviosismo/ irritabilidad/ hostilidad/ inquietud
dificultades para atender, concentrarse y memorizar
¿Cómo nos afecta el Estrés y cuáles son sus consecuencias en el día a día?
El estrés crónico nos afecta de forma negativa en nuestra vida. El modo en que reaccionemos a las diferentes situaciones de estrés, dependerá en parte de los recursos internos que tengamos para hacerle frente. El estrés nos influye y determina nuestros quehaceres cotidianos, debido a que cuesta mucho esfuerzo y desgaste sobrellevarlo.
El permanecer en entornos demandantes y poco saludables nos afecta a nuestra integridad y a nuestra salud física y mental. Las consecuencias de estar expuestos a altas dosis de estrés tienen que ver con la posibilidad de padecer dolencias físicas y mentales. Resulta muy importante poder pedir ayuda cuando sentimos que los síntomas del estrés nos están afectando. Muchas veces esta forma de vivir caracterizada por el estrés se instaura en nuestro modo de conducirnos. Esta manera de pasar nuestros días comienza a parecer normal, cuando en realidad no lo es. El recibir ayuda psicológica te permitirá modificar determinadas formas de reaccionar y de actuar. Podrás desarrollar una nueva forma de vida más sana y activa.
¿Cómo tratamos el Estrés en Psicología Dinámica?
El equipo de Psicología Dinámica aplica un programa específico que ayuda a disminuir el estrés de forma significativa. En este programa se trabajan aspectos como:
gestión del tiempo
técnicas de autocontrol
técnicas de respiración
visualización y relajación
inteligencia emocional
A través de este programa podrás trabajar para potenciar las estrategias de afrontamiento, tus recursos y habilidades internas que te ayudarán a superar el estrés.
Desde Psicología Dinámica pondremos en valor tus características de personalidad, las estrategias que aplicas en diferentes situaciones complicadas y el apoyo social con el que cuentas para brindarte una atención de calidad.
Identificar las fuentes que te provocan el estrés te permitirá conocer la causa y el origen y reducir dichas fuentes. El principal objetivo de este programa es brindarte las herramientas y recursos necesarios para mejorar tu bienestar mental, físico y emocional.
