Tratamiento Déficit de Atención

«Cuando las acciones de los niños, dicen más que las palabras…»
En la mayoría de los casos en que un menor presenta determinadas características como bajo rendimiento académico o escolar, dificultades de conducta, tareas incompletas, disminución de la atención y concentración, rabietas o berrinches, conducta hiperactiva, abandono de actividades, se le diagnostica un trastorno por déficit de atención. Este diagnóstico debe ser adecuadamente evaluado y estudiado por el profesional.
Esta evaluación será la que posibilite determinar si realmente este infante presenta este trastorno.
El niño puede presentar conductas que se deban a otros factores como la edad, el carácter, la inmadurez emocional, dificultades en la conducta, comportamientos esperables para su edad, nervios, inquietud o alguna situación puntual por la que este atravesando. Suele pasar que estas conductas nada tienen que ver con la existencia de este trastorno.
¿Qué es el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad?
Es una alteración que se produce con más frecuencia en la infancia y es más propensa en varones que en niñas. Las niñas suelen padecer más aspectos vinculados a la falta de atención. Actualmente en España se diagnostican gran cantidad de casos de TDHA, lo cual conlleva una gran responsabilidad en determinar se realmente es así o simplemente los infantes presentan características que se deben a otras causas.
Este trastorno tiene que ver con una alteración neurobiológica en la que intervienen factores genéticos, carácter, psicológicos y sociales. La aparición de este trastorno no se debe a una sola causa sino a una combinación de ellas.
Dentro de este trastorno podemos encontrar diferentes tipos:
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (impulsivo-hiperactivo)
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (déficit de atención)
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (combinado)
En este trastorno se observan patrones y síntomas que persisten en el menor, como falta de atención o inatención, impulsividad/inquietud motora e hiperactividad. Estos patrones se observan la mayor parte del tiempo en las distintas actividades que desempeña el infante, con lo cual se ven realmente perjudicadas la mayoría de sus tareas. Estos síntomas pueden aparecer como leves, moderados y graves de acuerdo a la particularidad de cada persona.
¿A qué se debe la aparición del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad?
La aparición de este trastorno es multicausal, es decir, que está asociado a varias causas y no solamente a una. Se sabe que el consumo de sustancias, una dieta inadecuada y dificultades en el entorno familiar ayudarían a que se produzca este trastorno.
Las últimas investigaciones acerca de este trastorno revelan que la predisposición genética es una de las principales causas responsables de la aparición de dicho trastorno. Su aparición también va asociada a posibles lesiones o alteraciones cerebrales que afectan la conexión entre las neuronas, modificando el funcionamiento y el rendimiento del cerebro.
Resulta muy importante el continuar investigando acerca de las causas generadoras de dicho trastorno, ya que cuanta más investigación exista más conocimientos tendremos para tratar y diagnosticar adecuadamente este trastorno.
Los síntomas de TDAH en infantes
Los niños que presentan este trastorno tienen una conducta bastante inquieta, movediza y alborotada y aunque reciben órdenes acerca de su inadecuado comportamiento no logran modificarlo.
En la escuela muchas veces los profesores, maestros, cuidadores, padres, familiares, piensan que los niños traviesos o intranquilos padecen de este trastorno cuando en realidad son comportamientos propios de la edad y del desarrollo de los menores. La evaluación correcta de este trastorno es de vital importancia para poder sentar las bases y pautas del tratamiento.
Algunos puntos claves o indicadores del TDHA en los menores son:
dificultad para concentrarse y atender (desatención):
descuidan los detalles y a menudo cometen errores en la casa, en la escuela, en diversas actividades
cualquier tipo de estímulo les distrae o llama la atención
usualmente pierden elementos que utilizan para realizar sus actividades (útiles escolares, juguetes.)
les genera mucho esfuerzo y trabajo realizar tareas que requieren atención, esfuerzo y dedicación, por eso las evitan
a menudo no respetan reglas, ni turnos, ni acatan instrucciones en la escuela, en el hogar, en el día a día
no suelen escuchar cuando se les habla
- son reticentes a mantener la atención en actividades, tareas y ejercicios que interviene el cuerpo
Hiperactividad:
hablan continuamente y mueven sus cuerpos de forma desmedida
les cuesta permanecer sentados en clase y en situaciones que les exigen estar quietos
se comportan de forma inapropiada en situaciones que exigen un buen comportamiento
les resulta difícil permanecer tranquilos y actúan como si no pudieran dejar de moverse
Impulsividad:
tienen poca capacidad de espera y tolerancia a la frustración
no respetan turnos ni reglas
conflictos con sus grupos de pares, ya que, no respetan las actividades, tareas o juegos de los demás
no elaboran adecuadamente una respuesta cuando se les hace una pregunta. A menudo interrumpen antes de que la pregunta termine de ser formulada
¿Cómo nos afecta el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad en el día a día?
Este trastorno genera en los menores comportamientos que no les favorecen para convivir adecuadamente con sus pares o personas que les rodean. Algunas de las conductas que afectan la vida diaria de estos niños son:
Dificultades para relacionarse con su grupo de pares: a los niños con TDAH les cuesta convivir en grupo debido a que no suelen respetar reglas o norma de convivencia. Estos comportamientos inadecuados hacen que los menores sean excluidos de las actividades, juegos y tareas que los demás niños realizan grupalmente. Algunos de estos infantes no son habilidosos a nivel social, ya que, se desenvuelven con los demás de forma impulsiva y a veces agresiva.
Bajo rendimiento escolar: debido al trastorno que presentan estos niños, caracterizado por una marcada hiperactividad e inatención, suelen tener dificultades en la escuela. A menudo obtienen bajas calificaciones, olvidan los detalles, las tareas y los encargos. Al ser evaluado su nivel de inteligencia también obtienen resultados bajos, pero esto nada tiene que ver con que sean poco inteligentes. La obtención de estos resultados poco satisfactorios se debe a que no atienden y no responden elaborando la respuesta adecuada, sino que lo hacen de manera impulsiva.
Dificultades a nivel de las emociones: estos infantes suelen tener baja autoestima, debido a que son excluidos por sus compañeros y amigos de clase al comportarse inadecuadamente. El obtener bajas calificaciones y el no poder sentir que pertenecen al grupo, por colocarles el resto etiquetas negativas, hace que estos menores no se sientan del todo bien. Antes esta situación muchas veces los directivos, profesores, maestros y padres no saben qué hacer o cómo conducirse frente al niño.
¿Cómo tratamos el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad en Psicología Dinámica?
Desde Psicología Dinámica te ofrecemos un tratamiento a nivel integral. En este tratamiento se tienen en cuenta diversos aspectos del niño: el aspecto psicológico, familiar y farmacológico. Todos los puntos son importantes ya que el menor deberá ser atendido en todos ellos para afrontar dicha situación de la mejor manera posible.
Intervención psicológica: el objetivo del tratamiento psicológico es llegar a conocer las causas del trastorno a nivel emocional. Trabajar la conducta, las emociones y sentimientos y los aspectos sociales resulta muy importante. De esta forma el menor podrá entender que es lo que le sucede. A través de las diversas intervenciones y por medio del juego el niño aprenderá a comportarse adecuadamente. El niño será capaz de respetar límites y de desarrollar hábitos saludables. Mediante el acompañamiento personalizado que desarrollamos en Psicología Dinámica el menor se sentirá sostenido, comprendido y orientado para superar sus dificultades.
Intervención familiar y psicopedagógica: resulta fundamental orientar a los padres o a los adultos que estén a cargo del menor en la puesta de límites, normas, deberes y actividades diarias. Es necesario que los adultos conozcan el modo de comportarse del infante que padece este trastorno. Aprender nuevos modos de vincularse con el menor beneficiará su rendimiento a nivel escolar, personal y familiar.
Tratamiento farmacológico: cuando los síntomas del trastorno permanecen continuamente se hace necesario medicar al niño. A través de una evaluación psiquiátrica se decidirá cuál es la intervención y el tratamiento más adecuado para el menor.
Todas las intervenciones que se realizan serán compartidas y comunicadas a los padres o tutores del menor. Revertir esta situación es posible con el acompañamiento personalizado y profesional que caracteriza a Psicología Dinámica.
