Relaciones

«La causa de las dificultades en las relaciones es la falta de reconocimiento mutuo…»
Somos personas y por el sólo hecho de serlo somos seres sociales. Todos necesitamos de otro que nos cuide, que nos apoye, proteja, contenga y eduque. A partir de las diversas interacciones que realizamos a lo largo de nuestra vida construimos y desarrollamos nuestra identidad y modo de ser. Aprendemos a conocernos, a vernos y a valorarnos a través de la mirada del otro. Es por esto que resulta fundamental y muy importante el poder establecer desde el comienzo relaciones afectivas y vinculares sólidas, estables y duraderas. La presencia de una red de apoyo social sana y segura se traduce en menos posibilidades de padecer dificultades a nivel físico y psicológico. Esta red de apoyo si es adecuada, nos brindará las herramientas y recursos necesarios para poder desenvolvernos en el entorno de manera autónoma y libre.
La calidad del vínculo y de nuestras relaciones afectivas e interpersonales nos determina y configuran nuestro desarrollo a nivel integral.
Las relaciones significativas van dejando huellas en nuestra personalidad. Estas huellas y marcas posibilitan el poder crecer con seguridad y el poder decidir acerca de nuestras vidas.
¿Qué entendemos por una Relación sana y saludable?
Una relación afectiva sana es aquella que se caracteriza principalmente por el grado de implicación emocional. Es decir, que los vínculos afectivos tiene que ver con personas que se relacionan con el niño desde la emoción y desarrollando una relación significativa. Esta relación deberá estar sustentada por un proyecto e interés en común. Este vínculo se transformará en un referente para los integrantes de la relación, ya que será un importante constructor de un mundo de significados.
El conocimiento del medio o del contexto que nos rodea lo hacemos mediante la internalización de relaciones vinculares. El vincularnos con las personas es un proceso muy enriquecedor y saludable en algunos casos y en otros no tanto, ya que influyen en nuestro desarrollo.
El apego seguro (adecuada calidad del vínculo) y la seguridad básica afectiva producen desarrollo, crecimiento y autonomía en las personas desde los primeros años de vida.
El desarrollar vínculos afectivos sanos nos permite tener una alta autoestima y sentirnos capaces de lograr todo aquello que nos propongamos. Estos sentimientos de valía y afrontamiento están sostenidos precisamente por el vínculo construido con el resto de las personas. El apoyo emocional es el factor determinante en la forma en que nos conduciremos y desenvolveremos en los diferentes entornos cotidianos.
¿Qué rol tienen los vínculos afectivos en nuestro desarrollo?
Estar vinculados y ligados afectivamente a las personas, nos permite crecer y desarrollarnos algunas veces en un ambiente cálido, seguro e impregnado de afecto. Los vínculos posibilitan que se establezca la confianza básica que tiene que ver con el sentirnos protegidos y cuidados desde pequeños. La confianza básica tiene que ver con la existencia de otros que nos proveerán de todos los cuidados necesarios para poder crecer en un ambiente facilitador y saludable. Para que estas condiciones se den es necesario que los vínculos afectivos pasen por una serie de pasos:
Expresar el afecto: para vincularnos con una persona es fundamental expresar nuestros sentimientos hacia ella. No debemos suponer o pensar que el otro sabe lo que sentimos hacia su persona. Es muy importante explicitar el afecto por medio de la palabra, de agradecimientos, de reconocimientos, de críticas constructivas, de halagos, de detalles, de regalos, de llamadas, de besos, de cariños y de abrazos. No debemos cuestionar o poner en duda nuestro afecto hacia la otra persona. Este afecto constituye el sostén y el mundo de experiencia para el niño y para el adulto. Poner el afecto en duda generaría ansiedad, angustia, inestabilidad y malestar emocional.
Comprometerse en la crianza y en el cuidado del otro: las personas deben comprometerse e involucrarse en el proyecto de vida. La permanencia y la presencia en la vida del menor es fundamental como así también el compartir las mismas vivencias y experiencias afectivas y emocionales significativas. El menor necesita sentirse seguro y apoyado. Es fundamental el desarrollo de un vínculo afectivo mediante la presencia emocional y afectiva de los roles adultos. Esta presencia y estos modelos garantizarán en parte el desarrollo saludable de los infantes.
Conocimiento y tiempo compartido: con el paso del tiempo se va creando, desarrollando y formando el vínculo afectivo. El vínculo profundo, estable y duradero posee calidad y brinda seguridad al otro. Los vínculos cargados de afecto, comunicación, empatía, conocimiento mutuo, confianza y actividades compartidas integrarán la personalidad del menor. La presencia física y afectiva posibilitará la creación de una relación y un vínculo especial y significativo entre las personas que interactúan.
Sentimiento de pertenencia: el ser incondicional tiene que ver con sentirnos aceptados y queridos por parte de quienes nos proporcionan amor y cariño. El sentimiento de pertenencia es tan sólido que la presencia del otro no está condicionada a la bondad o maldad de nuestras acciones. El sentir que la relación es especial, única, irrepetible e irremplazable genera en el infante el sentimiento de pertenencia a un sistema que lo cuida, apoya y acompaña en todo momento, independientemente de lo que haga o suceda. Este tipo de vínculo brinda al niño el sentimiento de ser parte de, le da un sitio en la familia, en la comunidad y en la sociedad. Se va desarrollando de esta forma la identidad de los menores.
Los vínculos afectivos se crean, alimentan y cultivan día a día. De este modo las relaciones interpersonales se mantiene y se retroalimentan. Es un constante dar y recibir. En el momento en que este cuidado y feedback desaparece, la relación se puede modificar, dañar o perder. Las marcas o huellas van determinando la personalidad del menor. De esta forma los adultos cuidadores aportan significados, modelos de comportamiento y conducta desde la experiencia emocional que han vivido.
¿Qué características tiene una Relación Conflictiva? Y ¿Cómo se construye?
Las dificultades en las relaciones entre las personas se deben a muchas causas. El no poder o no saber resolver conflictos de manera asertiva, muchas veces provoca malestar y tensión en los vínculos. El relacionarse con el otro tiene que ver con introducirnos en un mundo con costumbres, realidades, historias, perspectivas y pensamientos diferentes. El trato y gestión de estas diferencias marcará el éxito o no de las relaciones.
En todo conflicto de intereses predominan nuestras creencias, pensamientos y opiniones. Lo más saludable suele ser el poder abrirnos al diálogo y a la escucha activa para poder adoptar una posición flexible y más adaptativa. La forma en que resolvemos las dificultades o los conflictos suelen ser modelos de conducta o estilos de comunicación aprendidos.
Las creencias equivocadas, los prejuicios y estereotipos producen conflictos de intereses. Este tipo de dificultades se producen debido a una valoración inadecuada de las personas o de las circunstancias que acontecen. Muchas veces pensamos que los otros conocen o deberían conocer lo que deseamos o lo que nos ocurre. Como esto no es así nos ofendemos y atribuimos a los demás obligaciones y roles que no les corresponden. Lo más adecuado y saludable sería poder comunicar de forma asertiva nuestras necesidades.
Otro aspecto que afecta profundamente nuestras relaciones interpersonales con nuestra pareja, familia, amigos se da cuando utilizamos un estilo de comunicación indirecto. Es decir, que en lugar de hablar de las dificultades hablamos de otras cosas sin importancia, dejando de lado lo que realmente genera el problema. El no poderle palabra a las dificultades y a todo aquello que nos molesta, genera más malestar y más dificultades a la hora de vincularnos con el resto.
Lo difícil de relacionarnos con las personas radica en que cada una tiene una visión de la realidad diferente acorde a su historia de vida. Lo que para alguien resulta significativo de repente no lo es para otra persona y es en esa incomprensión e inflexibilidad en donde se construyen los vínculos conflictivos.
El poder ponernos en el lugar del otro y construir desde ahí una relación suele ser lo más recomendable y saludable para evitar dificultades a la hora de vincularnos y de mantener una convivencia tranquila en la medida de lo posible.
¿Cómo nos afecta a nuestra personalidad el mantener Relaciones Conflictivas?
El mantener relaciones conflictivas y cargadas de malestar generan diversas dificultades a nivel de nuestra personalidad. La presencia de dificultades de manera permanente afectan a los vínculos de manera significativa. La retroalimentación emocional se torna negativa y nos vemos muchas veces comprometidos a nivel no solo emocional sino también físico. La angustia y ansiedad que nos produce vincularnos con alguien de forma inadecuada nos imposibilita para realizar de forma saludable nuestras actividades cotidianas. Nuestra estima se ve disminuida y muchas veces perdemos el interés por el ambiente que nos rodea y de socializar y mantener relaciones afectivas saludables.
Los malos tratos y la violencia en las relaciones afectan nuestra salud a nivel general y nos sumergen en un círculo del cual creemos que cambiará a medida que pase el tiempo. Nos sentimos incomprendidos, incomunicados y solos. Otras veces nos invaden sentimientos de culpa, pensamientos y emociones negativas de desconfianza y miedo hacia las personas con las que nos vinculamos. Es importante pedir ayuda ya que la mayoría de las veces estamos convencidos que podremos cambiar a la otra persona y a la situación. La ayuda profesional nos ayudará a conocer cuál es el origen de las nuestras dificultades. Este tipo de dinámica en los vínculos tienden a repetirse es por eso que es importante pedir ayuda profesional para poder gestionar cambios saludables.
¿Cómo tratamos las Relaciones Conflictivas en Psicología Dinámica?
Desde Psicología Dinámica te ofrecemos un tratamiento a nivel integral. Te ayudaremos a descubrir cuál es tu dificultad para vincularte y relacionarte con los demás y trabajaremos en ella. Potenciaremos todos los recursos que tienes para desarrollar relaciones afectivas saludables y que te hagan crecer a nivel personal.
Con nuestra ayuda profesional personalizada lograrás:
- fomentar la comunicación en tus relaciones afectivas
- mejorar la calidad de las relaciones vinculares
- escuchar cuáles son tus necesidades a la hora de relacionarte
- aprender a decodificar lo que sientes y piensas al mantener vínculos afectivos
- ser consciente de tus sentimientos y emociones
- dialogar y ponerle palabras a aquellas situaciones que te agobian
- expresar el afecto y las emociones
- identificar relaciones toxicas
- poner límites a las relaciones o a los tratos inadecuados desde el principio
- valorarte y aceptarte tal cual eres en una relación afectiva
En Psicología Dinámica creemos que las relaciones interpersonales saludables son fundamentales para desenvolverte y desarrollarte a nivel personal, familiar, social, en pareja, en comunidad. Es por eso que trabajamos indagando e investigando las causas que hacen que tus relaciones no sean óptimas. Al obtener el conocimiento del modo de funcionamiento que empleas para vincularte podremos modificar y desaprender todas aquellas conductas inadecuadas y abrir paso a nuevas conductas más adecuadas y saludables. Consúltanos estamos para ayudarte a modificar todo aquello que necesitas y acompañarte en los procesos de cambio.
