El Nacimiento y el Proceso de Separación

El nacimiento es un proceso por el que todos debemos pasar para salir al mundo. Es una situación nueva y el primer contacto que tendremos con el mundo y con las personas. Es importante ya que nacer significa separarse del seno materno y perder todo aquello que este nos proveía sin realizar esfuerzo alguno para obtenerlo. Por este motivo es que se dice que el bebé permanecía en un estado de completud en el que sin hacer mayores esfuerzos recibía todo lo que necesitaba. El proceso mediante el cual atraviesa el niño de separación-individuación, puede resultarle difícil y significarle un trauma. Este proceso le permite al infante constituirse y adquirir poco a poco su identidad como un ser separado de sus progenitores. Este proceso genera estrés,sufrimiento e implica grandes cambios.

Mediante este proceso de separación-individuación el bebé comenzará poco a poco a independizarse y a adquirir cierta autonomía. Irá separándose de su madre de forma progresiva y pasará a ser una persona única para explorar el mundo. Durante este proceso el niño sentirá el temor de no poder alcanzar o concretar sus habilidades locomotrices. Sentirá miedo también a perder a su objeto de amor, su madre por intentar alejarse de la misma.

Se llama separación no al hecho de ser separados físicamente madre y bebé, sino al poder diferenciarse el bebé como una entidad separada, autónoma y diferente de su madre. La individuación son los avances que el niño va consiguiendo para apropiarse de sus rasgos y características individuales. Este proceso de separación-individuación sentará las bases y determinará en parte el sentimiento de identidad del infante.

El Niño y sus Cuidadores

El bebé por sí solo no puede satisfacer sus necesidades. Este niño necesitará de otro que lo atienda, que lo cuide y que lo proteja. Este otro será la madre o la persona que desempeñe el rol de cuidador para ese bebé. La madre o persona cuidadora se convertirá en el mayor referente del mundo exterior para este niño. Este pequeño dependerá de forma absoluta de su madre o su cuidador, que será quien le satisfaga sus necesidades. El instinto de auto-conservación del niño aún no está desarrollado y necesita de otro que vele por su bienestar integral. El nacimiento psicológico del niño está vinculado a la posibilidad de construirse como persona. Un contexto saludable y facilitador, le brindará al menor las herramientas necesarias para poder desarrollarse adecuadamente.

Tras este proceso que el niño debe ir atravesando para poder adquirir su identidad, el mismo sentirá angustia. Aún no es lo suficientemente mayor y autónomo como para no necesitar de sus progenitores y tampoco es un bebé que permanece ligado a la diada madre-hijo. Es un proceso de independencia-dependencia en el que progresivamente debe ir alcanzando pequeños objetivos para finalmente convertirse este niño en un ser independiente y auténtico. En la clínica muchas veces se observan a padres que por diversos motivos presentan dificultades para posibilitar estos procesos dentro de un ambiente facilitador. Los hijos de estos padres son dependientes y temerosos en las actividades que realizan. Estos indicadores revelan que estos niños no han logrado adquirir una identidad genuina.

Se le llama trauma del nacimiento porque representa el paso de un estado a otro. En un primer momento el bebé tenía todo lo que necesitaba, poco a poco deberá ir aprendiendo a esforzarse para adquirir lo que necesita para desenvolverse en el mundo. Este trauma del nacimiento se traduce y se deja ver en diversas producciones o creaciones del hombre, como ser en la estética, en la moral en la filosofía. De esta forma el sujeto intenta reproducir y reemplazar el añorado paraíso perdido (útero materno) que lo completaba y en el que nada le faltaba. Esta situación genera angustia en el sujeto. Éste se pasa la vida intentando volver a ese estado primitivo de completud perdida.

El Proceso de Adaptación

Ya desde los comienzos de la vida, es decir, cuando el bebé permanece en el útero materno, debe irremediablemente perder para poder nacer y salir al mundo. Esta primera y enorme pérdida de alguna forma se prolongará a lo largo de la vida del sujeto. El vivir implica perder determinadas cosas, como por ejemplo, pérdida de la infancia, de la adolescencia, de la juventud, de la vitalidad, pérdida de seres queridos, de trabajos, de bienes materiales, de vínculos, de relaciones. El desarrollo evolutivo, por ejemplo, en sí mismo implica la adquisición de características, aspectos o rasgos y la pérdida de otros.

El paso del mundo intrauterino al mundo exterior constituye un trauma inevitable a partir del cual el psiquismo deberá ir adaptándose y gestionando esta angustia primordial. Este gran paso es un cambio forzado, obligado en donde nadie ha preguntado al bebé si desea o no salir al mundo o si deseaba o no ser concebido. Los sujetos realizan varios intentos por volver y retornar a esa situación y estado idílico primitivo que ofrecía el útero materno. Estos intentos de retornar al paraíso perdido se dejan ver en los actos o acciones aceptados por el orden social. El sujeto de alguna manera intenta recuperar ese estado de completud que tanto añora y al que siempre busca. Un ejemplo claro puede ser el fútbol en donde claramente se puede pensar que podría estar representado el estado de nirvana al obtener la victoria, el triunfo, ocasiones en que seguramente el aficionado y los protagonistas del triunfo sienten que nada les falta, se sienten completos.

De esta forma el ser humano intentando recuperar ese estado de completud que le ofrecía el útero materno, obtiene éxito, gobierna países, se destaca en los principales deportes, toma las más difíciles y complicadas decisiones, es el líder en los diversos partidos políticos, en las diferentes religiones, en el arte, en la música, en la literatura. Todas las personas trabajamos día a día para alcanzar una mejor calidad de vida y un estado de bienestar. Podría decirse que perseguimos y añoramos aquel estado primitivo del seno materno en donde todo era confort, cuidado, seguridad, protección y bienestar.

Ana Laura D´Agostino.

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