Llanto y Sueño: dejar llorar a los bebés produce alteraciones en las emociones y en el cerebro de los mismos
Muy a menudo solemos escuchar diversos consejos como por ejemplo: “deja llorar al niño que le hará bien para fortalecer sus pulmones”, “este niño debe aprender a no molestar y a respetar el descanso de sus padres”, y así gran cantidad de opiniones acerca de qué debemos hacer y cómo debemos actuar ante el llanto de nuestros hijos a la hora de conciliar el sueño.
Actualmente está de moda el método Estivill un método que propone un médico en su libro Duérmete Niño”, en donde se aconseja a los padres que dejen llorar al bebé hasta que se canse y se duerma. Lo que se desconoce es que abandonar al bebé a su suerte trae graves consecuencias a nivel emocional y cerebral.
¿Qué nos recomienda este método?
Este método propone que cuando el niño comience a llorar los padres deben aprender a resistirse a acudir de inmediato. El método afirma que los bebés están preparados para dormir solos a partir de los 4 ó 6 meses de edad, por lo que los papás deben dejarle solo y crear una rutina para lograr que el niño concilie el sueño. Si el niño vomita, esto se considera sólo un llamado de atención al cual los padres sólo deben responder para limpiarlo y continuar con el método. Lo cierto es que cuando los bebés y los niños lloran están expuestos a altos niveles de estrés y para contrarrestar esta situación el cuerpo libera otras sustancias que hacen que el bebé se duerma. De esta forma el menor no duerme porque ha logrado aprender sino porque está agotado y desgastado, debido a los altos niveles de estrés que ha debido tolerar ante la ausencia de un adulto significativo que lo auxilie y le calme sus necesidades.
Este método no ayuda a satisfacer las necesidades de apego que toda persona presenta en los inicios de su vida. Este proceder trae severas consecuencias en el bienestar integral del menor y va sentando las bases de una personalidad insegura, con baja autoestima y dificultades para vincularse.
¿Cuáles son las Consecuencias de no auxiliar al Bebé?
Diversos estudios e investigaciones científicas han demostrado que el no acudir en el auxilio del bebé cuando llora, le produce grandes niveles de estrés. Esto se debe a que los pequeños experimentan grandes montos de ansiedad y de pánico los cuáles ayudan a liberar adrenalina y cortisol en el cerebro. Las conexiones neuronales y el cerebro en pleno desarrollo se ven afectados ante estas hormonas.
Los bebés que son separados de forma estresante de sus padres presentan dificultades a nivel fisiológico (desbalance hormonal, oxigenación, flujo sanguíneo, presión sanguínea del cerebro, en el crecimiento, neurotransmisores) .
Otros estudios demuestran que los bebés que han sido expuestos con frecuencia a largos períodos de llanto sin recibir auxilio, serán más propensos a desarrollar TDAH (Déficit de Atención) en su infancia, conductas antisociales, y resultados escolares desfavorables, dificultades en sus habilidades sociales e intelectuales, entre otros.
¿Qué ocurre a nivel emocional?
A nivel emocional el bebé siente que su pedido de auxilio y que sus necesidades no son importantes al no ser satisfechas y auxiliadas por los adultos significativos. Los bebés pueden sufrir indefensión aprendida que tiene que ver con que el menor supone que haga lo que haga su situación no puede ser cambiada ni remediada. Las veces que ha llorado y ha manifestado sus molestias no han acudido sus cuidadores en su ayuda. De esta forma el bebé va dando por sentado por más que reclame atención, afecto, cuidado y protección sus reclamos no son importantes ya que no obtiene las respuestas adecuadas y el alivio que demanda y que tanto necesita. De este tipo de interacciones entre padres y bebés se va desarrollando el apego inseguro. En este tipo de apego el pequeño considera que sus padres no son totalmente aptos, en el sentido de proveerle y brindarle los cuidados necesarios para su supervivencia y bienestar integral. De forma que el bebé no sabe de qué forma actuarán sus papás ante el llanto o el pedido que él haga. Se va creando un estado de confusión ya que algunas veces llora y le atienden y otras veces pasan de él, este bebé no sabe qué esperar de las personas que le cuidan a nivel físico y emocional.
El vínculo materno y paterno y la conexión emocional desde los primeros meses de vida del bebé son fundamentales para el bienestar del mismo y para su óptimo desarrollo. Al abandonar al bebé a su suerte corremos el riesgo de desarrollar una desconexión emocional, lo cual trae consecuencias muy graves a nivel físico, psíquico y emocional en los menores y en todas las personas. Los padres debemos ser agentes activos y responder desde el inicio a los llamados y a las necesidades del bebé. Debemos ser proveedores de un ambiente facilitador cargado de afecto, contención y compañía. Evitaremos de esta forma que los infantes sufran desamparo psíquico y abandono. Es fundamental que los niños desarrollen confianza hacia sus padres evitando de esta forma la desconexión emocional.
Brindarles a nuestros hijos desde los inicios de la vida, los recursos internos y las herramientas necesarias para un desarrollo saludable es nuestra función primordial. No auxiliar y responder a las demandas de los pequeños es reprimirlas y enseñarle a que no son importantes y válidas. El infante debe sentir que es importante y que todo lo que tiene que ver con sus necesidades y cuidados físicos y emocionales son nuestra mayor prioridad.
Ana Laura D´Agostino
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