La Violencia de Hijos a Padres
La Violencia Filio-Parental o la violencia de los hijos hacia sus padres, es un tema del que aún no existe la información suficiente. Esto se debe a que hasta hace poco la familia ha permanecido protegida y considerada como sagrada e intocable. Resulta difícil pensar que dentro del seno familiar, el cuál debería ser un espacio de protección, seguridad, vínculos saludables, afecto y sostén, se ejerza la violencia como modo de funcionamiento.
Afortunadamente en nuestros días el bienestar, seguridad y adecuado funcionamiento familiar está reglado y pautado por leyes que protegen a sus miembros del malestar físico, psíquico y emocional. Las leyes no siempre llegan a tiempo para evitar diferentes tipos de violencia, debido a gran cantidad de factores. Sin embargo gran cantidad de profesionales estudian y trabajan para evitar todo tipo de violencia en la familia y en la sociedad en general.
¿Qué es la Violencia Filio-Parental?
La Organización Mundial de la Salud (2002) define la Violencia como “toda acción u omisión intencional que, dirigida a una persona, tiende a causarle daño físico, psicológico, sexual o económico”. En el caso de los padres que reciben malos tratos por parte de sus hijos, se encuentran presentes las amenazas, los golpes, las agresiones verbales, entre otras. Este tipo de violencia sucede poco a poco, comienza con conflictos a través del dinero y la economía, luego puede pasar por daños a nivel emocional y finalmente termina en violencia física.
Esta forma de proceder es utilizada por los hijos para ganar terreno, dominar a sus padres y conseguir todo aquello que desean sin importar las consecuencias. Los hijos son conscientes del trato agresivo que les brindan a sus padres y del sufrimiento que les generan a los mismos a lo largo del tiempo. A pesar de esto los hijos utilizan la violencia (psicológica, económica y física) como un modo de relacionarse y vincularse con sus progenitores. Lo llamativo en este tipo de violencia es que muchas veces los padres tienden a normalizar este tipo de actuaciones en sus hijos y a aceptarlas como parte de la vida.
Este problema genera en la familia y en los padres sobre todo, mucho dolor, humillación, impotencia y mucha vergüenza. A veces esta dificultad se mantiene oculta para cuidar la imagen y el qué dirán de la familia y de sus hijos. Es muy importante recibir ayuda profesional para romper con esta inadecuada dinámica de funcionamiento vincular y familiar.
¿Cómo son los Hijos que Maltratan y los Padres Maltratados?
Para conocer el perfil de los hijos que maltratan a sus padres es muy importante saber la edad y el sexo de los mismos para poder comprender la dimensión de este problema. Los últimos estudios en violencia intrafamiliar develan que suelen ser los adolescentes varones los que más agreden, maltratan y atacan a sus padres. En España, algunas investigaciones constatan que los chicos son quienes ejercen más violencia física y las chicas cometen más violencia psicológica (Ibabe y Jaureguizar, 2001).
Por lo general las mujeres de la familia como madres, abuelas, tías, hermanas suelen ser el objetivo del maltrato, debido a la debilidad atribuida a la figura femenina que existe hoy en día a nivel social y cultural. Las mujeres por lo general comparten más tiempo con sus hijos y son las protagonistas de su crianza.
Factores de Riesgo Para la Violencia de Hijos a Padres
Los hijos que ejercen este tipo de violencia presentan un comportamiento impulsivo, baja tolerancia a la frustración y muchas dificultades para empatizar con las personas en general. Los síntomas depresivos, el malestar psicológico y emocional, la falta de capacidad para expresar sentimientos y para controlarse y la soledad son factores que influyen en esta dinámica violenta. Es consumo de sustancias adictivas fomentan y favorecen este tipo de comportamientos hostiles hacia los padres.
El modo o forma en que los padres educan y crían a sus hijos es un factor que influye en este tipo de comportamiento violento que manifiestan los hijos. Una educación basada en límites claros, en un equilibrio emocional y en el desarrollo de vínculos profundos y sólidos se traduce a largo plazo en una significativa cohesión afectiva y bienestar familiar.
Los factores de riesgo a tener en cuenta son los modos de crianza en donde existe un estilo permisivo, sin reglas claras y explícitas. Los padres no asumen el rol y la autoridad que les corresponde, permitiendo comportamiento inadecuados en sus hijos. Cuando el modo de relacionarse de los padres es a través de la violencia y los malos tratos, los hijos aprenden que ese es el modo correcto de dirigirse en la vida para vincularse con el resto, controlarlos y conseguir lo que desean.
La sociedad está cambiando…
La violencia familiar no está ligada al nivel socio-económico que presenten estas familias. Es decir, que este modo de funcionar se puede dar en familias con un buen pasar económico y en familias más humildes o de escasos recursos.
Los cambios en los modelos de familia, la disminución en los tiempos para la crianza, el aumento de las familias con hijo único, el ajuste de roles parentales, los cambios en el ciclo vital dando lugar a “padres añosos”, etc. unido a la evolución de una sociedad basada en la recompensa y menos en la disciplina, hace que las familias se sientan cada vez más desbordadas por la compleja situación ante la cual disponen de escasos recursos para afrontarla” (Pereira y Bertino, 2009).
Es fundamental intervenir psicológicamente y brindarles a estas familias orientación, apoyo y herramientas. Resulta importante gestionar cambios en la dinámica y en la estructura familiar para prevenir y evitar que este tipo de comportamientos violentos vuelvan a ocurrir. A través del tratamiento psicológico se trabajaran e incorporarán gradualmente entre otros aspectos, diversas maneras de proceder sin violencia.
La Psicología Clínica tiene como principal objetivo en estos casos comprender las causas del comportamiento y de las reacciones violentas de los adolescentes hacia sus padres. Contener y desarrollar una red vincular en el proceso terapéutico, ayuda a reconocer cuál es el patrón de funcionamiento y de relación que predomina en estas familias. Es necesario darle a este problema el tratamiento y la importancia que se merece. Las consecuencias que se producen como resultado de este tipo de violencia de los hijos hacia sus padres, generan sufrimiento, malestar físico, emocional. Actualmente los profesionales de la salud mental se entrenan, estudian y trabajan para tratar este tipo de violencia y suprimirla.
Ana Laura D´Agostino
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