Experiencia, Significados y Emociones en Psicoterapia

Construyendo diferencias en Psicoterapia

En Psicoterapia resulta importante poder vincular la experiencia y sus significados con las emociones. La capacidad de emocionarnos nos hace humanos, nos posibilita el movernos, desarrollarnos, renovarnos y producir la mejor versión de nosotros mismos. Fomentando de este modo nuestra salud mental.

Marcar y tejer diferencias significativas en la realidad de nuestros pacientes, tiene que ver con apropiarnos de aquello que nos sucede y lograr sobrellevarlo de la mejor forma posible. Esto se logra mediante la experiencia emocional. Como mencionan autores muy reconocidos en el campo, fomentando la capacidad de abrazar la vida.

El estar disponibles para el paciente, repercute en todo el sistema emocional, dando lugar a la reparación. Los vínculos generan un impacto y una intensidad, dejando una huella en el psiquismo de las personas. En este caso en el terapeuta y en el paciente.

Es fundamental desarrollar y fomentar espacios para poder pensar y reconocer que papel juegan las emociones y de qué forma impactan y nos determinan en la vida. El generar cambios tiene que ver con producir, con añadir algo nuevo. Este algo nuevo estaría vinculado a una nueva forma de estar y de relacionarme con el mundo. Una nueva manera de funcionar y de interactuar.

El camino que recorremos con cada uno de nuestros pacientes es único, particular, genuino y lleno de incertidumbre. Pero en el camino ambos podemos descubrir de qué modo podemos vincularnos. Desarrollando así otras formas más saludables de ser, de estar y de reaccionar en el mundo.

Los analistas volcamos en el proceso terapéutico y en la relación con el paciente nuestra propia experiencia vital y emocional, entre otros aspectos. Con la vinculación que se va tejiendo entre ambos surgen diferencias reveladoras y recursos de regulación emocional constructivos y enormemente significativos.

Muchos autores relacionan el estar saludable con la capacidad de adaptarse y aprender de nuevas experiencias. El poder conectar con otras emociones en el proceso terapéutico y en la vida misma, nos abre la posibilidad de nuevas formas de pensar y de experimentar los cambios que suceden a lo largo de la vida.

Nuestro quehacer como analistas

Como analistas, siempre trabajamos apoyados en nuestras creencias. Estas nos brindan identidad y respuestas a la hora de comprender las dolencias del otro. Nuestras historias personales teñidas de emociones, siempre se pondrán de manifiesto en las sesiones. Y es bueno que esto suceda ya que, nos definen como personas.

Los pacientes siempre demandan respuestas y soluciones concretas a su malestar. Una de las claves está en poder comprender y sentir de forma genuina, los momentos que acontecen en el proceso terapéutico.

Es real el gran impacto que tienen las experiencias e historia particular. Ya que éstas, dan forma y sentido a nuestras emociones. La curiosidad abre la posibilidad de poder sumergirse en el mundo interno del paciente.

Siempre tendremos un impacto emocional hacia el paciente y viceversa. De eso se trata. De permanecer, de estar disponible, cada analista bajo su versión de sí mismo. De construir juntos nuevos modelos de vincularse, de relacionarse y de afrontar y vivir la vida.

El analista representa entre otras cosas, una experiencia nueva, una nueva versión y un nuevo modo de ser, de estar y de afrontar las diversas realidades que se presentan.

Mediante la forma de ser y de reaccionar del analista, el paciente logra aprender y apropiarse de nuevos modos de vivir e interaccionar con el resto de las personas. No es necesario poner esto en palabras, sino que a través de la interacción entre ambos es que se va tejiendo el aprendizaje y los sucesivos cambios. La experiencia emocional entre dos personas no explicada ni formulada, abre paso a diversas e infinitas posibilidades de cambio.

Ana Laura D´Agostino

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