El Significado Afectivo de nuestro Entorno
“Cada sitio, cada lugar por los que hemos desarrollado nuestra historia, nuestras vivencias y nuestras experiencias guarda un enorme valor afectivo”
Nuestro Entorno nos Identifica
Todas las personas nos identificamos con un entorno y con un determinado contexto, dado que hemos vivido o vivimos en él. Todos los lugares a los que pertenecemos o en los que hemos pasado tiempo de nuestras vidas están llenos de significaciones y valores. Estas significaciones y valoraciones afectan e influyen en nuestra autoestima. Los diversos sitios se convierten de esta forma en parte de nuestra historia y de nuestros recuerdos.
Siempre tendremos un sitio en donde hemos pasado nuestra infancia, en el cual hemos crecido y desarrollado. Las vivencias y experiencias que se van tejiendo en los lugares que habitamos, significan emotiva y afectivamente a los espacios físicos. Las personas atribuyen importancia a aquellos lugares en los que ha transcurrido su historia y su crecimiento y desarrollo personal, familiar, social, laboral, entre otros. Nuestro entorno es el escenario de nuestras interacciones. Nuestra identidad siempre tendrá algo de esos sitios por los que hemos pasado, vivido, viajado, interactuado.
Historias e interacciones
Todas las actividades, tareas, interacciones y acciones que realizamos en los diversos escenarios, forman parte nuestra. Todos estos sitios ya no son un lugar más. Estos lugares tienen una historia y experiencias que lo significan y los distinguen de otros sitios. Por ejemplo, el parque en el que pasábamos largas horas jugando de niños, seguramente no será para nosotros un parque más. Este parque tiene una marcada vinculación con nuestra persona. En este sitio hemos vivido muchos momentos de nuestra niñez.
La carga afectiva que le atribuimos es muy significativa. De esta forma el lugar está caracterizado por una historia, recuerdos, emociones, distintos momentos vividos. A todos estos factores los relacionamos con etapas tristes o felices de la infancia. Se transforma en un lugar simbólico para cada uno de nosotros. Al visitar este parque por ejemplo, nos sentimos como en casa dado que, nos resulta familiar y conocido. Se producen interacciones sociales, culturales y psicológicas que otorgan significado a nuestra historia.
Apropiándonos de los espacios
Las personas tomamos los diferentes espacios y escenarios como propios. Somos partícipes activos de los diferentes escenarios en los que nos desarrollamos. Este tomar un sitio y adueñarnos de él debido a que le damos una significativa carga emocional, tiene que ver con nuestra dimensión externa. La dimensión interna hace referencia a los significados que le hemos asignado a un sitio determinado. Todo esto está relacionado con la carga simbólica. Es decir, con la significación afectiva que tiene un lugar para una persona. De esta forma vamos obteniendo el control, el manejo y la apropiación del espacio a través del tiempo. Los entornos modifican y determinan nuestra conducta, ya que tiene que ver con la cultura a la que pertenecemos.
Por medio de la identificación simbólica (adjudicarle valor a un espacio, en este caso) las personas conseguimos identificarnos con las características del entorno. Todas las personas somos protagonistas de los espacios de una ciudad, una cultura, un país. Nos reconocemos e identificamos en ellos y con ellos, por medio de los vínculos e interacciones a nivel afectivo, psicológico y social.
La regulación de la privacidad está dada por la calidad e intensidad de nuestras interacción sociales con las otras personas y lo que permitimos que el resto conozca a lo largo de la interacción. Cada persona atribuye un significado al lugar de acuerdo a las experiencias vividas en él. Esto está relacionado con la identificación simbólica, los afectos, las emociones, los sentimientos, los comportamientos y las interacciones. Este tipo de prácticas nos enriquecen a nivel social como ciudadanos. El significado afectivo que le brindamos a nuestro entorno ocurre de forma permanente, ya que, forma parte de un proceso de relaciones dinámico y de cambio continuo. Está relacionado con un sentimiento de pertenencia y manejo de un lugar. Así los diferentes sitios de la ciudad en donde vivimos y nos desarrollamos, nos identifican y forman parte de nosotros.
A modo de conclusión, es importante tener presente que todas las personas tomamos, adoptamos o nos adueñamos de los diferentes contextos, sitios, lugares, entornos. Ellos nos modifican, nos determinan y nos significan. En todos estos escenarios siempre hay una parte de nosotros. En nosotros siempre hay una parte de ellos. Nuestra infancia, nuestra juventud, el desarraigo, las despedidas, los encuentros, entre otros acontecen siempre en algún sitio. Sitios que recorren nuestra historia y hacen a nuestra personalidad e identidad.
Ana Laura D´Agostino.
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