¿Cuáles son las Heridas Psicológicas de la Violencia de Género?
Es esperable o al menos eso desearíamos que en nuestro hogar haya un clima cálido, cómodo, seguro y estable. Un sitio en donde poder sentirnos a gusto y contenidos luego de cumplir con nuestras diversas y agitadas rutinas. Para muchos de nosotros nuestro hogar es nuestra fortaleza, sinónimo de cariño, contención, apoyo, vínculos saludables, sólidos y seguros entre otras características. La familia suele ser a veces la principal fuente de afecto a la que estamos vinculados. La familia suele comprender, acompañar y compartir los buenos y los no tan buenos momentos de la vida.
Pero esta realidad no suele ser la misma para las personas que son víctimas de la violencia doméstica. Sus hogares adquieren diversos significados y está muy alejado de ser un refugio para ellas. .
Según la Coalición Nacional contra la Violencia Doméstica (NCADV), la violencia doméstica es el asalto físico intencional, la intimidación, la agresión sexual y/o el uso de otro comportamiento amenazante por parte de un miembro de un hogar contra otro. Otras formas menos obvias de comportamiento abusivo incluyen el acoso, el uso de miradas o gestos amenazadores, intentos de controlar la salud reproductiva de una pareja íntima (por ejemplo, negarse a usar anticonceptivos durante el coito) y exhibiciones de agresión psicológica tales como rendir, humillante o aislar a una pareja íntima.
Las heridas psicológicas y emocionales como resultado de la violencia doméstica
Las señales rotas, dañadas y maltratadas son las características que hablan y dan a conocer las diversas situaciones de abuso doméstico. Tanto las lesiones físicas como las psicológicas necesitan de nuestra dedicación, cuidado y atención profesional. Estos desafortunados eventos traumáticos deben ser abordados y tratados a nivel integral velando por la seguridad y bienestar de la persona afectada.
La American Psychological Association (APA) explica que el trauma psicológico es «una respuesta emocional a un evento terrible» que interfiere con la capacidad de un individuo para funcionar como lo haría en circunstancias normales. Si bien el impacto psicológico de un incidente en particular variará de persona a persona, la mayoría de las personas experimentan un mayor nivel de angustia emocional después de pasar por eventos traumáticos. La marcada y significativa angustia que estos eventos provocan tiende a disminuir de forma considerable se la persona afectada recibe el apoyo de su familia, amigos, profesionales de la salud, redes sociales contenedoras, entre otras.
Sin embargo, pedir la asistencia y ayuda necesaria a veces resulta complicado para las víctimas de abuso conyugal, violencia de pareja.
Estas personas pueden sentir miedo o temor a represalias, amenazas o nuevos ataques por parte de la pareja abusiva. Si la víctima de la violencia doméstica fuese un hombre muchas veces, esta persona se niega a buscar ayuda debido a la enorme vergüenza que siente.
La falta o ausencia de contención, comprensión y apoyo emocional puede generar miedo, ansiedad, depresión, enfado, estrés postraumático, aislamiento social, uso de drogas ilícitas, dependencia del alcohol e incluso aspectos vinculados al suicidio como ideas suicidas.
Las heridas psicológicas y emocionales que causa violencia doméstica son muy dolorosas y difíciles de gestionar.
¿Cómo impacta a nivel social la violencia doméstica?
La violencia doméstica por lo general tiene un efecto dominó. Este tipo de violencia irrumpe, rompe, desarma y determina la realidad de la persona que la sufre. Los efectos psicológicos, emocionales y sociales de la violencia doméstica suelen mantenerse presentes una vez de que el círculo de la violencia haya llegado a su fin. También persiste a veces luego de que la víctima ha abandonado a la persona que comete el acto violento.
Diversas organizaciones de investigación y educación que estudian los efectos psicológicos del trauma, han identificado varios escenarios que indican alertas en una relación no saludable. Una relación insana puede estar indicada cuando un compañero: .
Controla, dirige y administra la economía y las finanzas del hogar.
Impide que su compañero mantenga relaciones familiares, laborales, de amistad, sociales.
Amenazas acerca de dañar el status la reputación de la otra persona luego de terminar la relación.
Intenciones de asustar a la persona a través de golpes y ataques.
Provoca permanentemente sentimientos de culpa o vergüenza en la otra persona.
Estos tipos de conductas que imponen control absoluto en la otra persona y suelen estar presentes en casos de violencia doméstica. Estos comportamientos impactan y determinan el modo de funcionamiento social de la víctima. Quien actúa con miedo a ser maltratada nuevamente por su agresor.
Un estudio (2003) mostró que entre una muestra de 110 mujeres que habían experimentado abuso doméstico, el 38% reportó falta de vivienda.
¿Cómo podemos obtener ayuda?
En situaciones carentes de violencia, es decir, normales, la persona con relaciones y vínculos fuertes se apoyará en su familia y allegados cuando necesite ayuda. Sin embargo, el aislamiento de estos grupos de soporte y sostén emocional puede hacer que las conexiones se debiliten. Las personas expuestas a la violencia doméstica pueden sentirse solas, desprotegidas y vulnerables ante la compleja situación que les toca afrontar. A veces estas personas creen que no existen relaciones sanas, ya que el único modelo de vincularse que conocen es el mediado por la violencia.
Buscar ayuda profesional es fundamental en estos casos. A medida que pasa el tiempo y persiste la violencia, mayor será el daño que la persona experimente a nivel físico y a nivel emocional. Siempre hay esperanzas aún cuando parece que no las hay. Pero se deben tomar medidas y conciencia de la gravedad de la situación y actuar en consecuencia para detenerla.
Ana Laura D´Agostino
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