¿Antidepresivos o Terapia Psicológica?
Muchas veces pensamos que es más recomendable adherir a uno de los métodos con los que los sistemas de salud cuentan, para acceder a la mejoría y al bienestar del paciente. Pero en la práctica es muy frecuente que se utilice la terapia farmacológica y la psicológica de forma conjunta. Es fundamental abrir espacios de reflexión que posibiliten el pensar sobre la importancia de unas y otras, y de la influencia mutua que se ejercen.
¿Psicofármacos o Psicoterapia?
Desde que han hecho su aparición, los psicofármacos se han utilizado en la mayor parte de los casos para los cuadros más graves: psicosis, trastorno afectivo severo (trastorno bipolar, depresión mayor o recurrente). La psicoterapia, en algunas ocasiones, ha dejado un poco de lado estos casos por las dificultades que suelen presentar. Entre las dificultades mencionadas se pueden citar: las cognitivas, las dificultades para realizar insight y tomar contacto y conciencia con lo que nos sucede. Siempre permanece presente el temor a que se produzcan descompensaciones.
La terapia psicológica posibilita la recuperación de contenidos inconscientes que pudieran haber originado la patología. Es decir, que tradicionalmente se han utilizado fármacos en enfermedades graves, por ejemplo en las psicosis, donde la psicoterapia se utilizaba más para conseguir mejoras conductuales, y psicoterapia profunda para las neurosis. Sin embargo, cada vez más se diagnostican trastornos de personalidad, trastornos graves de la conducta alimentaria, adicciones, en las que por su dificultad se suelen utilizar tanto fármacos como terapia.
Entonces, ¿por qué se utilizan los fármacos?, ¿se debe a la falta de tiempo en las consultas? Puede que esta sea una de las razones cuando a sistemas de salud públicos nos referimos. En los que se sabe que debido a la gran demanda de servicios de salud y la gran cantidad de personas que los solicitan, se hace a veces imposible dedicarles el tiempo que corresponde a cada paciente. En estas situaciones en las que se hace imposible, ya sea por falta de tiempo, por falta de recursos o por dificultades en la organización, ver al paciente con la frecuencia que requiere una psicoterapia reglada, los fármacos ayudan a mantener la relación transferencial entre visitas, así como la contención emocional.
De todas formas es muy importante trabajar un mínimo de tiempo con cada paciente y fomentar una adecuada actitud psicoterapéutica. Indagar acerca del estilo de personalidad de cada persona, posibilitar reflexiones, identificar dificultades. Sostener, acompañar, orientar y vincularse desde el afecto con el paciente atendiendo a sus dolencias y sufrimiento tiene que ver con los pilares básicos de una correcta intervención desde la psicoterapia.

Antidepresivos y Aspectos Psicológicos
Los medicamentos y en especial los antidepresivos hacen a la relación entre terapeuta y paciente en cualquier especialidad y a veces pueden determinar la misma. A veces el tomar medicinas administradas por el médico o el psiquiatra posiciona al paciente ante una figura de autoridad ante quien es muy fácil entrar en regresión. De manera que entran en juego la transferencia y las ya conocidas resistencias. El paciente puede experimentar la prescripción como autoritaria. En este caso puede que se pongan en marcha comportamientos sumisos o rebeldes ante una exigencia.
Hay pacientes que interpretan el tener que medicarse como sinónimo de debilidad, de falta de control consigo mismos, lo que luego se traduce en una baja autoestima. Otras personas que no se permiten permanecer sanas o superar sus dolencias porque estas les brindan otro tipo de beneficios. Estas personas difícilmente se adherirán al tratamiento farmacológico. Los pacientes con perfiles más obsesivos cumplirán al pie de la letra con lo prescrito, por ejemplo.
El tomar medicación para algunas personas representa una falta de capacidad para hacerse cargo de sí mismas, o que se sienten adictas por ingerir medicación psiquiátrica. En la consulta psicológica serán estos temas entre otros los que debamos tratar y analizar para conocer las causas.
Otros pacientes necesitan la medicación para evadirse y no sentir, a modo de vía de escape. Dicha vía de escape les permite no sentir con intensidad emociones que les generan temores, miedos, inseguridades. Es un estilo de solución inmediata sin implicación personal. Estos aspectos deben ser trabajados en el contexto psicoterapéutico para saber cuál es el mejor camino a seguir y la intervención más adecuada a las necesidades presentadas.
A veces el paciente deposita todas sus esperanzas, creencias y fe en la medicación, convencido de que esta será quien lo alivie, libere y saque de la angustia en la que se encuentra.
En todos los casos la alianza terapéutica (la calidad del vínculo que se establezca entre el profesional y el paciente) es el pilar básico tanto en la psicoterapia como en la farmacoterapia.
El uso de antidepresivos puede que sea el más complejo a nivel emocional. Los mismos se administran durante tiempos prolongados, por lo que resulta difícil averiguar si el paciente no presenta progresos en su proceso emocional por resistencias psicológicas o porque está bajo el efecto de la medicación. Desde mi experiencia en la clínica considero que se deben administrar los antidepresivos cuando la depresión es lo suficientemente severa como para impedir que la persona se haga cargo de sí misma, no pudiendo trabajar adecuadamente en la terapia los temas referidos a las emociones.
Creo que no es necesario clasificar a los fármacos como buenos o malos, como adecuados o inadecuados. Los mismos, son un instrumento más que podemos integrar en el proceso psicoterapéutico. No deberían permanecer ajenos al proceso, sino que es recomendable y muy conveniente incluirlos como un elemento más de la relación transferencial. De modo que todo aquello que surja vinculado a ellos debe ser escuchado, respetado y tenido en cuenta, siempre atendiendo al bienestar integral de nuestros pacientes.
Ana Laura D´Agostino.
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