Afrontando la Adversidad desde la Resiliencia
La mayor parte de las investigaciones acerca de nuestra capacidad para recuperarnos de la adversidad, se ha centrado en cómo desarrollar la resiliencia en los niños. Y ¿y los adultos?, ¿cómo podemos sobreponernos a las diversas crisis vitales?.
La ciencia y los continuos estudios realizados acerca del tema, muestran que los adultos también somos capaces de tomar medidas para aumentar la resiliencia en la mediana edad. La mediana edad puede traer diversos factores generadores de estrés, entre ellos, el divorcio, la muerte de un padre, los reveses profesionales y las preocupaciones de jubilación, mudanzas, nacimientos, enfermedades. Muchos de nosotros desconocemos el modo de desarrollar las habilidades de afrontamiento que necesitamos para enfrentar estos desafíos.
Booker, T, un educador afroamericano, afirma acerca de la resiliencia: “He aprendido que el éxito debe medirse no tanto por la posición que uno alcanza en la vida, sino por los obstáculos que se superan al intentar triunfar” .
¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia es la capacidad que tenemos las personas de recuperarnos y salir fortalecidas frente a la adversidad. Para poder proyectarnos en el futuro. A veces, las vivencias, situaciones o circunstancias difíciles, nos ofrecen la posibilidad de desarrollar y gestionar recursos que se encontraban latentes o que desconocíamos hasta el momento.
Una excelente noticia es que algunas de las cualidades adquiridas en la mediana edad ayudan a las personas a desarrollar la resiliencia. Algunas de estas cualidades son: una óptima capacidad para regular las emociones, la perspectiva aprendida mediante las experiencias de la vida y el interés y preocupación por el bienestar de las generaciones futuras.
Existen una serie de comportamientos que podemos aprender y que ayudan a desarrollar y a poner en práctica nuestra capacidad de superación. Es muy importante contar con recursos internos y habilidades emocionales, para poder así, afrontar la adversidad, generando resiliencia y una buena calidad de vida.
Nuestra capacidad de recuperación
Los profesionales de la salud mental que investigan y estudian los factores generadores del estrés y de la capacidad de recuperación recomiendan pensar en la resiliencia como un músculo emocional que se puede fortalecer en cualquier momento. Si bien es útil desarrollar la capacidad de recuperación antes de una crisis grande o pequeña, aún hay pasos activos que se pueden llevar a la práctica durante y después de una crisis para acelerar su recuperación emocional.
Algunas formas de desarrollar nuestra capacidad de recuperación frente a la adversidad son: .
Practicar el optimismo: el optimismo tiene una parte genética, y una parte adquirida, aprendida. El optimismo no tiene que ver con negar o ignorar la realidad de una situación triste o desesperada. Tras una pérdida de empleo, algunas personas podrán sentirse derrotadas y pensar: Nunca me recuperaré de esto», “Es lo peor que me ha pasado en la vida”. Un optimista, desarrollaría la autocrítica y reconocería el desafío de una manera más esperanzada, manifestando: «Esta situación será difícil, pero es una oportunidad para repensar los objetivos de mi vida y encontrar un trabajo que realmente me haga feliz.
El Dr. Steven Southwick, profesor de psiquiatría en la Facultad de Medicina de Yale y coautor del Dr. Charney, señala que el optimismo, como el pesimismo, puede ser contagioso. Su consejo: «Pasar el rato con personas optimistas».
Reescribir nuestra historia: tiene que ver con sacar beneficios tras replantearnos nuestra narrativa personal. Esta última nos brinda una visión y posición de nosotros mismos con respecto al mundo. Es decir que deberíamos aprender a sacar de las circunstancias complejas que nos tocan vivir, todo aquello que aprendemos en esos momentos. Por ejemplo: los estudiantes de la universidad pueden replantear las dificultades que se les presentan a la hora de estudiar y presentarse a los exámenes, como una oportunidad de crecimiento, aprendizaje y maduración personal.
Recientes estudios de la universidad Harvard han descubierto que los estudiantes que toman el estrés como una forma de impulsar un mejor rendimiento, obtienen mejores resultados en los exámenes y dominan mejor su estrés fisiológico, que aquellos a quienes se les enseñó a ignorar el estrés.
Se trata de aprender a reconocer la historia explicativa que suele usar en su vida», dijo el Dr. Southwick. «Observa lo que te estás diciendo y cuestiónalo. No es fácil. Se necesita práctica “.
No personalizarlo: tendemos a culparnos por los inconvenientes o imprevistos que surgen de la vida y a reflexionar sobre lo que deberíamos haber hecho de manera diferente, a reprocharnos. En el momento, una situación difícil se siente como si nunca terminara. Para poder recuperarnos desde nuestra capacidad es saludable reconocer nuestros errores. Es importante además saber que siempre existen factores que contribuyen a que una dificultad se presente.
Recordar nuestros progresos: siempre resulta más fácil afrontar una situación compleja, si somos capaces de tener en cuenta los desafíos que hemos sido capaces de superar exitosamente.
Apoyar, sostener y ayudar a otros: las diversas investigaciones sobre resiliencia muestran que las personas somos más resilientes cuando contamos con redes de apoyo sólidas de amigos y familiares para ayudarlos a enfrentar una crisis. Pero puede obtener un aumento de la resiliencia aún mayor al brindar soporte.
El Dr Southwick. Menciona: “De cualquier forma que pueda acercarse y ayudar a otras personas es una forma de moverse fuera de usted mismo, y esta es una forma importante de mejorar su propia fortaleza, «Parte de la resiliencia es asumir la responsabilidad de su vida y de crear una vida que considere significativa y con propósito. No tiene que ser una gran misión, podría ser tu familia. Siempre que lo que estás involucrado tenga un significado para ti, eso puede empujarte a través de todo tipo de adversidades “.
Realizar descansos: poder gestionar adecuadamente los contratiempos del estrés es una oportunidad para desarrollar nuestra capacidad de recuperación. «Tienes que cambiar la forma en que ves el estrés», dijo Jack Groppel.
Muchas veces la clave para afrontar el estrés y poder de esta forma ser una persona resiliente es aprender de la complejidad de las situaciones. Poder tomar las riendas de las dificultades sin negar nuestras emociones. Permitirnos vivir momentos no tan agradables como quisiéramos. Ser conscientes de que estas circunstancias no durarán para siempre, que forman parte de la vida. Pedir ayuda profesional, para generar así un espacio de escucha, diálogo, sostén y confianza son indicadores de nuestros deseos de superación.
Ana Laura D´Agostino
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