Adopción y Relaciones Vinculares
Comprender la difícil situación por la que atraviesa un niño primeramente abandonado y luego adoptado como así también el papel de la familia que lo adopta no es tarea fácil. Acontecen una multiplicidad de experiencias y vivencias, las cuales dejan marcas muy significativas tanto en la familia biológica, en el niño, como en la familia adoptiva. La adopción es un camino en el que se producen gran cantidad de situaciones, que la mayoría de las veces tienen que ver con el intentar vincularse de una forma adecuada y saludable. Es fundamental que en este proceso tanto el niño como la familia se sientan bien emocionalmente y fuertemente vinculados, de manera de poder sobrellevar esta situación generadora de estrés de la forma más saludable posible.
El proceso de la adopción, como así también el abandono sufrido por el niño, forma parte de la identidad y de la historia del mismo. Por esto es tan importante prestar atención a las posibles consecuencias emocionales que deja el desamparo de los niños adoptados. Una de las complejidades tiene su origen en el abandono y sus consecuencias. El niño lleva consigo todas las situaciones, experiencias y vivencias que ha ido viviendo a lo largo de su corta o larga edad. La historia lo va determinando y marcando a nivel individual y personal. Todas las consecuencias emocionales que éstas complicadas situaciones les puedan provocar a los menores tienen que ver con las circunstancias que estos han tenido que vivir, sufrir y afrontar.
El abandono y el desamparo producen en el niño gran cantidad de sensaciones y sentimientos como pena, culpa, soledad, tristeza, ira, bronca, ansiedad, baja autoestima, desvalimiento, desamparo psíquico, depresión. Estas sensaciones resultan muy difíciles de superar si este pequeño no cuenta con modelos adultos significativos. Es necesario que estos roles adultos puedan brindar al infante contención, protección, cariño y amor.
El Niño y su Nueva Experiencia en Familia
Es importante que este niño y su nueva familia adoptiva logren establecer vínculos profundos, estables y duraderos que aseguren y garanticen al menor su tranquilidad y bienestar emocional, físico e integral. El cambio cultural que conlleva el mismo proceso de adopción representa un antes y un después en la vida e historia de toda persona. Esta nueva situación se traduce en una nueva realidad para el niño quien debe volver a familiarizarse y vincularse con su nueva familia. La tarea de los padres adoptivos es crear un vínculo afectivo seguro con el niño para que este aprenda a que es amado. La seguridad que necesita es integral.
Cada padre y cada madre en general se hacen a unas ideas determinadas acerca de la forma de ser y de la actuación del futuro niño o niña que vendrá a ocupar el lugar de hijo en las vidas de estas parejas adoptantes. Un hijo representa un ideal de perfección para los padres. Estos últimos adjudican en el futuro niño/a, hijo/a, deseos, objetivos, temores, frustraciones, intereses e ideales que a veces no han logrado cumplir ellos mismos. Estos padres esperan que este nuevo ser satisfaga, colme, llene, complete y cumpla con todos aquellos deseos y anhelos que ellos no han podido realizar en la vida por determinadas circunstancia. Es decir, que todo niño vendría determinado por un ideal de los padres.
La calidad de las experiencias y vivencias que el niño/a experimente en relación a la calidad del apego es fundamental. Los vínculos que logre establecer con sus progenitores u adoptantes constituirán los pilares fundamentales en la formación de la identidad de la persona. Los padres, figuras paternas o aquellos que desempeñan los roles de padres son los que devolverán la imagen al niño y le enseñarán a relacionarse con el resto de las personas y el entorno.
Es decir, que a partir de la forma en que estos padres logren relacionarse con el hijo/a, será la que determine el posterior desarrollo del niño/a. Posibilitando o no a este último a que se desenvuelva adecuadamente a lo largo de su vida. Al decir adecuadamente, se hace referencia a que el niño/a cuente con los recursos internos necesarios y herramientas para poder manejarse de forma autónoma e independiente. Es necesario que previamente haya internalizado los modelos protectores que desempeñaron los padres hacia él/ella, posibilitando de esta forma un yo favorablemente constituido.

El Vínculo en los Primeros Años de Vida
La falta de una relación estable con una figura materna en los primeros tiempos de vida provoca en el niño un sentimiento de frustración que puede repercutir en su vida relacional posterior. La formación de la personalidad se puede ver afectada en los aspectos cognitivos, motor y social. Focalizar la atención en el niño, supone partir de las características y necesidades de éste para acercarle unos potenciales padres. Estos padres deben poder acoplarse a las particularidades de ese niño en concreto que está en situación de desamparo, de abandono, y poder así satisfacer esas necesidades.
Los deseos de los adoptantes y las necesidades de los niños han de poder estar lo más próximos posible, porque es evidente que un niño necesita y tiene derecho a contar con un padre y una madre para desarrollarse y crecer feliz, sano y de forma saludable.
Las personas que han sido adoptadas necesitan en algún momento de sus vidas, cuando se sienten preparadas emocionalmente ir en busca de sus orígenes, de su identidad. El por qué suele ser simple, dado que el acceder a la posibilidad de saber y conocer los principios, es decir, quienes fueron sus padres biológicos tiene que ver con la esencia, con el nacimiento y la identidad de las personas. El conocer la historia posibilita y ayuda al niño/a a comprender de dónde viene, que fue lo que ocurrió y por qué se encuentra en el presente en el lugar en el que está.
Este saber acerca de los orígenes, del nacimiento y del proceso de separación de sus padres biológicos, tiene que ver con llenar vacíos a nivel emocional, para de esta forma poder pasar página y reparar los sentimientos de abandono, desamparo y negación por los que ha pasado esta persona. El llenar estos vacíos con información acerca de la familia de origen permite al sujeto ir conociendo, comprendiendo y a veces aceptando esta difícil situación.
Es recomendable para esta situación la orientación a padres por parte de profesionales especializados en el tema. Se debe acompañar a las personas en este proceso de aceptación y reencuentro con sus historias de vida. Este saber acerca de los orígenes tiene que ver con la autonomía de la persona, con su independencia y con la necesidad de saber quién es, de dónde viene y a quien perteneció en un determinado momento. Conocer cuáles fueron las circunstancias que hicieron que actualmente sea un niño/niña adoptada. Este saber puede ayudar a disminuir las falsas creencias que las personas se arman para encontrar respuestas a sus grandes interrogantes. Obtener información ayuda a elaborar el proceso de duelo que significa el haber sido abandonado y desamparado al nacer.
Las intervenciones psicológicas ayudan a la construcción de la narrativa de la propia historia personal porque adjudica palabras, para poder saber y conocer quien se es. A partir de allí nos podemos desarrollar en la vida de forma más sincera, más tranquila y sabiendo y conociendo nuestros orígenes.
Ana Laura D´Agostino
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